Son una propuesta corriente en Alemania desde hace tiempo y, en los últimos tres años, se han abierto varios en Madrid, Valencia, Barcelona o Sevilla, entre otras ciudades. Algunos disponen también de instalaciones para motocicletas.
El modo de funcionamiento es sencillo: el cliente acude con su coche para realizar una reparación, paga un alquiler estipulado por hora y, a cambio, puede utilizar un box equipado con las herramientas y maquinaria necesarias para el mantenimiento del vehículo: elevadores de coches, punto de aire comprimido, grúas, gato de foso, banco de trabajo con herramientas, pistola neumática, soldadoras, herramientas para frenos, traviesa para sujetar motores, tornillos de banco, etc. La empresa se hace cargo de la gestión de los residuos que se generen (chatarra, líquidos, etc.) y de la limpieza del lugar.
Una de las ventajas más destacadas de este tipo de talleres es que, en determinadas circunstancias, suponen una posibilidad real de ahorro para quienes tienen conocimientos de mecánica. Al realizar el mantenimiento del coche, la mayor dificultad para estos automovilistas es la falta de herramientas e infraestructura adecuadas, lo que hace que la tarea sea más tediosa y lenta, cuando no imposible.
El 60% de los clientes son mecánicos sin instalaciones propias, que alquilan el espacio para atender a sus clientes
Los aficionados a la mecánica tienen en los talleres de alquiler un lugar para perfeccionar sus conocimientos y encargarse del mantenimiento de su vehículo. No obstante, solo el 40% de los clientes que acude a estos talleres son aficionados. El 60% son mecánicos que carecen de instalaciones propias y alquilan el espacio para atender a sus clientes. Estas empresas son, por lo tanto, una salida laboral momentánea para los profesionales.
Algunos establecimientos cobran una tarifa de 9 euros por media hora, por el uso del taller y la maquinaria. Otra modalidad de cobro contempla diferentes tarifas según las instalaciones:
Boxes: 12 euros por hora.
Boxes con elevador: 15 euros por hora.
Cabinas de pintura: a partir de 24 euros por hora.
Diversos talleres cuentan, incluso, con un asesor mecánico para que el cliente consulte sus dudas. Recorre las instalaciones y puede resultar indispensable para algunos aficionados, si bien no implica que el establecimiento se haga cargo de los resultados del trabajo.
Estas condiciones se recogen en un contrato en el momento del alquiler. Por lo general, las cláusulas responsabilizan al cliente del resultado del trabajo y del uso de máquinas y herramientas y, en muchos casos, avisan de la instalación en el recinto de cámaras de videovigilancia. Cualquier daño por un mal empleo de las herramientas correrá por cuenta de quien alquila.
Respecto a los seguros, cuentan con uno de responsabilidad civil, obligatorio para todos los establecimientos públicos y que cubre el negocio con 150.000 euros.
Los responsables de estas empresas de alquiler coinciden al asegurar que esta propuesta constituye una oportunidad para que la gente pierda miedos, aprenda y ahorre en el mantenimiento de su coche.
A menudo, los talleres tradicionales cobran una tarifa por hora de entre 35 y 45 euros, independiente del trabajo que se realice y del tiempo real que lleve ejecutarlo. Esta tarifa general puede ser muy desventajosa para arreglos sencillos. En los talleres de alquiler, en cambio, se controlan mejor los gastos, que dependen casi en exclusiva de la pericia mecánica del automovilista.
Con un conocimiento mínimo, ciertos trabajos de mantenimiento se pueden realizar de manera ágil y rápida si se cuenta con las herramientas adecuadas. Es el caso de un cambio de aceite y filtro, que debe hacerse de manera periódica. Al coste de este trabajo en un taller tradicional, que cobre 35 euros por hora, se sumarían unos 15 euros por el filtro y otros 40 euros por el aceite. En total, 90 euros por una hora, frente a los cerca de 70 euros que costaría por cuenta propia.
Para trabajos sencillos, compensa alquilar un taller
En reparaciones de mayor envergadura, la ecuación puede invertirse. La complejidad del trabajo combinada con la poca experiencia de quien lo realiza puede terminar en un exceso de horas y alquiler que no valgan la pena, comparado con los honorarios de un profesional. En última instancia, la conveniencia estará en función del interés de aprender: un cambio de pastillas de freno puede salir muy caro la primera vez, pero la segunda será más sencillo y, en consecuencia, el ahorro será mayor.
Hay variables que pueden influir en el cálculo del coste final, según los distintos talleres de alquiler:
La disponibilidad de zona de estacionamiento para dejar el vehículo mientras no funciona: algunos establecimientos lo permiten por un tiempo razonable y supone un ahorro en parking o en el recargo por guardar el vehículo mientras se espera la llegada de una pieza necesaria para la reparación.
Tiendas de repuesto: no todos los talleres de alquiler cuentan con ellas y, en los establecimientos que disponen de este servicio, algunas no son tan completas como sería conveniente para evitar traslados y demoras o se limitan a un equipamiento básico (tornillos, arandelas, abrazaderas, tuercas, aceites, filtros), mientras que otras tienen un servicio de recambio de piezas o de encargo de repuestos con precios de mercado.